PRENSA - HARINA
Diario La Nación
Historias perdidas en la vía
por Carlos Pacheco
2/12/05

"Harina" , de Carolina Tejeda y Román Podolsky. Intérprete: Carolina Tejeda. Diseño de escenografía y vestuario: Alejandra Polito. Diseño de iluminación: Eli Sirlin. Diseño de sonido y guitarra: Norberto Moreno. Vientos: Leandro Cicconi. Asistente: Horacio Moya. Dirección: Román Podolsky. En el teatro Abasto.
Nuestra opinión: Muy Buena

Muchas historias seguramente han quedado truncas cuando en la Argentina fueron levantadas las redes ferroviarias y ciudades y pueblos quedaron desconectados. Esas historias no pueden llegar a nosotros o, en su defecto, podemos fantasear con chicos y jóvenes que dejaron de ir a la escuela, por ejemplo; con mercadería que no llega a destino y hasta con anhelos truncos como los de aquellos que soñaban con trasladarse a otro lugar para tratar de conseguir una mejor vida y ya no tienen cómo hacerlo.



La actriz Carolina Tejeda y el director Román Podolsky decidieron tratar de reconocer la realidad de una mujer que se ha quedado aislada y sola y, en ese marco, sólo puede traer al presente, una y otra vez, los recuerdos de su realidad anterior. En eso consiste "Harina", un espectáculo unipersonal, de factura sumamente delicada, que se detiene a recuperar la memoria de un ser que ha sido despojado de vitalidad y que no puede más que recordar los momentos más inquietantes de su infancia y su juventud.



En su humilde casa, Rosalía expone su cotidianidad. Se conecta con una caja y los sonidos de su voz construyen una música de profunda nostalgia, o amasa el pan mientras les cuenta a los espectadores cuestiones de su niñez y adolescencia, en las que no faltan sus padres y sus vecinos. Y claro, también el tren, que ocupa un lugar preponderante porque traía o llevaba las esperanzas de un cúmulo de pobladores que, adonde se dirigieran, cargaban con sus cuestiones personales. Ahora ya no queda nada ni nadie. Rosalía no puede seguir construyendo su vida; ha perdido la posibilidad de seguir construyendo su historia, y por eso los objetos con los que se relaciona le movilizan la memoria y así, quedándose en el pasado, parecería poder trascender.



Román Podolsky, en tanto director, conduce a la intérprete por una zona muy singular. Ella desarrolla cada una de las historias construyendo imágenes muy fuertes. Los mundos por los que transita son pequeños en tanto narración, pero muy potentes y conmovedores en su sustrato íntimo. La escena donde recuerda con harina las múltiples estaciones que conformaban el ramal ferroviario que pasaba por su pueblo es exquisito en su desarrollo y, a la vez, deja en el espectador un fuerte vacío; como el momento en que potencia la ternura cuando le lleva a su padre, con quien se encuentra en la estación de trenes, el pan amasado por ella.



"Harina" rescata a un personaje muchas veces imaginado de esta Argentina y que, en esta puesta, adquiere por momentos, una fuerza muy contundente.