PRENSA - INTRUSION
Luna Teatral
Algo aterrador esta pasando: el silencio me interpela
por Susana Llahí
24 de marzo de 2017

Qué sucede cuándo nos interpela el silencio, el silencio de un espacio físico (puede ser el de nuestra propia casa, de una calle desierta, de los largos pasillos de un edificio en medio de la noche), ¿es asustador, verdad?, pero si ese silencio proviene de una persona, que sólo nos mira, nos mira pero no nos habla. Y así durante horas … y días y los días con sus noches. Todo nos recuerda las muchas formas de comunicación que existen y que el silencio es una de ellas. Como dijimos al comienzo, el silencio nos puede interpelar, es una especie de provocación: es una acción ante la cual reaccionamos. ¿Y cómo reaccionamos?, respondiendo, respondiéndonos porque la no pregunta del otro es la pregunta que inconscientemente nos hacemos a nosotros mismos. ¿Y qué o con qué respondemos?, con lo que guardamos, con lo que nunca mostramos, con lo que nos cuesta confesar.

Cuatro amigos deciden pasar un largo tiempo, tres meses o quizás más, en una casa totalmente alejada de la civilización, solitaria y aislada. Son dos parejas que necesitan conversar y analizar la relación que los une, Florencia y Tomás con la intención de reiniciar una relación que sin dudas ha llegado a un punto extremo de deterioro. Vicente y Juana, necesitan profundizar en sus sentimientos y sobre todo, conocerse más, “sentirse más”, desentrañar la esencia de cada uno. Luego de la primera noche y con la certeza de que todas las aberturas estuvieron completamente cerradas, sentadita en la alfombra del living aparece una joven, que no habla, nada, absolutamente nada. Una intrusa que no se explican cómo y por dónde entró y que además no dice de donde viene ni quién es. Una joven que también se muestra temerosa

Por supuesto aquí comienzan las reacciones de cada uno de los habitantes: el humor ácido de Tomás que oculta la furia, contenida al comienzo, brutal después. El miedo extremo de Juana, un miedo que en principio tiene la explicación lógica ante lo desconocido pero que luego deriva en obsesión. La ternura de Florencia y el amor de Vicente. La casa demarca el enemigo, está adentro pero es ambiguo, imposible de delinear, sólo asible desde el acercamiento a los propios fantasmas. Finalmente, sucede lo predecible: el brutal ataque de Tomás, como descarga necesaria ante lo cual luego se arrepiente porque quien clama, es su propia conciencia, y el asesinato que comete Juana, como algo inevitable, necesario, porque al matar a esa joven tan temerosa, de alguna manera hace desaparecer lo que la aterra de ella misma, su propio miedo. También cabe la pregunta: ¿presencia real o proyección del temor a “tener que mirarse unos a otros”? ¿a tener que mirar hacia adentro?.

Intrusión, obra del joven dramaturgo y director francés Frederic Sonntag (1978-) es un texto interesante e inteligente que indaga sobre la construcción de la identidad, del ser y el parecer, de los miedos que acechan al hombre contemporáneo y que la era del psicoanálisis no ha podido superar. Los actores muestran la cuidada dirección de Leonardo Saggese, destacándose Leandro Lombardi, Tomás, de alguna manera alerta, se puede adivinar la furia tras el humor y eso tensa al espectador, provoca risa pero enrarece el clima, su gestualidad y el manejo de la voz le dan al personaje el perfil adecuado. Buenas actuaciones, parejas, donde los cinco intérpretes logran una perfecta armonización. En la escenografía realista Saggese alcanza un muy buen aprovechamiento del espacio escénico. La música, interpretada en guitarra, concreta un clima perfecto, la tensión va in crescendo en forma tal que involucra, acosa al espectador, se siente la necesidad de “una salida”, ¿cuál?. La resolución sorprende.

https://lunateatral2.wordpress.com/2017/03/24/intrusion-de-frederic-sonntag/