A partir de un poema de Mariano Blatt, Gustavo Tarrío (director), Eddy García (actor-bailarín), Carla Di Grazia (bailarina-actriz) y Guadalupe Otheguy (cantante) se pusieron a experimentar y jugar, y revelan o recrean ese juego poético en cada loca función. El espectador debe entregarse a este juego, y eso implica participar de una experiencia singular en la que la poesía barrial, gay, luminosa de Blatt convive con una puesta minimalista, de luces y sombras de bosque nocturno, una fan fiction de La laguna azul, las canciones románticas y oníricas de Otheguy, coreografías intensas, entre otros elementos singulares.
Las categorías genéricas se cuestionan, parodian, desdibujan, tanto en el sentido sexual como estético. El poema habla del encuentro entre un chico de barrio y su amigo, pero aquí ese amigo es una chica que hace de chico, o de las dos cosas. Tarrío y García señalan que la obra “es el fruto de la experiencia de ser marica, ser chongo, ser marimacho, ser puto, ser bisexual… Y la experiencia estalla en ese encuentro adolescente en que el tránsito se pone un poco más extremo. […] Carla es una chica del barrio que vive un momento intenso con un pibe, un momento atravesado por el deseo, por esa necesidad de estar con el otro. Una necesidad donde el género queda permeable al momento y al otro. Cualquier cosa vale en el romance. […] Fantaseamos con una obra para chicas enamoradas de su amigo gay, pero la verdad es que es para todxs. También apta para todo puto”.
La creativa iluminación, los diferentes niveles del espacio y un catártico e inusitado final realizado con notable inventiva, son impactantes logros de la puesta en escena, que demuestra cabalmente el exquisito uso de recursos inusuales en el teatro off. Las interpretaciones de García y Di Grazia sorprenden y, también, responden a la ambigüedad esencial de la obra: García desde la actuación se vuelve bailarín, y Di Grazia desde la danza sorprende en su debut como actriz. Son cuerpos que rompen las normas y categorías, y que simplemente se descubren y encarnan el amor, el deseo y el instinto más sinceros.
