PRENSA - ABSENTHA
Crítica Teatral
Argentina: La invectiva llevada a la acción
por Gabriel Peralta
7/3/2010

Absentha de Alejandro Acobino evidencia los terribles mecanismos de autodestrucción de nuestra sociedad, que a fuerza de ser usuales se convierten en un modo de ser.

Esos mecanismos hace que la sociedad formen callos de intolerancia, que sustente más las formas que el contenido, que no entienda otra forma de hacerse un lugar en el mundo que no sea destruyendo al otro, y por sobre todo se refina y especializa en la negación de sus propios limitaciones y errores.
La obra también pone el dedo en la llaga en unas de las maneras de cómo la sociedad actual se encarga en formar a personas con inclinaciones artísticas. Y partir de esa radiografía muestra el éxito de un plan siniestro, que tuvo por objeto destruir todo vestigio de imbricación social. Cada uno de los aspirantes a artistas que van a aprender su arte (poesía en este caso) son emergentes de una sociedad, que evidentemente, no puede dialogar ni escucharse. Como maestro de estos aprendices se encuentra otro excelente resultado de ese plan siniestro: aquel que lleva adelante una tarea, no por vocación sino por frustración.

Por eso cuando en ese micromundo brota un atisbo de sinceridad, aparece la peor cara de ese entretejido destruido, con la consigna y la acción de eliminar al otro para poder ser.

La directora Ana Sánchez hace un puntilloso hincapié en mostrar los variados pliegues de los personajes y sus transformaciones. Esto lleva, sobretodo en la introducción y en la primera parte, a que la obra se ralente. Condición que al promediar la misma y hasta su final, vira radicalmente con momentos de tensión dramática muy bien logrados.

Rodolfo Demarco es un fiel reflejo del intricado hombre medio argentino; José Mehrez por lleva a su personaje al extremo de la caricatura; Fernando Migueles hace un impiadoso retrato de aquel que sobrevive mediante la impostura; Germán Rodríguez realiza un meticuloso trabajo de cómo una persona puede ser ambigua tanto en su sexualidad, condición social e ideología. Las apariciones de Javier Tobares, introduce cierto extrañamiento a la obra.
Tanto la estupenda escenografía de Pepe Uría, como el irónico diseño sonoro de Nico Diab, sirven de referencia del lugar que ocupa hoy por hoy, en la sociedad argentina, la educación y el arte. El muy buen vestuario del mismo Uría evidencia la idiosincrasia de cada personaje.

El diseño de luces de Sergio Cucchiara llama a poner foco a los momentos cruciales de la pieza.

Absentha o cuando los peores usos y costumbres de nuestra sociedad llevan el nombre de invectiva.