PRENSA - ÁRBOLES
Crítica Teatral
Árboles
por Gabriel Peralta

“Árboles” es una obra con dramaturgia de María Morales Miy y Ana Longoni y co-dirigida por esta última, junto a Cintia Miraglia.

El tema de la orfandad es abordado, en esta obra, poética y hermosamente.
Se conjugan para ello un buen texto, bellísimas imágenes, una poderosa actriz y la música que es, a la vez, emotiva e incisiva.

La historia de la protagonista se irá conociendo en forma fragmentaria. Ella misma, el padre (encerrado en un mundo que no va más allá de su viola) y una misteriosa aparición, dicen palabras, cuentan pequeñas historias y siembran incógnitas. El entramado está realizado con tal maestría, que logran transferir al espectador el mundo de la protagonista con sus dudas, imágenes borrosas, sensaciones que no comprende y una mezcla de rencor y dolor por la ausencia de su madre.
La actriz María Morales Miy realiza una labor excelente. No solo se desdobla en la huérfana y en la misteriosa aparición, sino que le otorga a cada personaje su propio peso específico. Para lograrlo, se le une al cambio de postura, el paso de una voz melodiosa a otra gutural. El manejo que tiene de su cuerpo le permite amoldarse y jugar con los elementos de la escenografía y transformarlos en diferentes objetos. Su huérfana vira de la calidez a la rabia, de una dulce canción al grito, de la cordura a la locura. En cambio, la aparición, produce rechazo y temor. El actor-músico Daniel Quintás, en un logrado trabajo, es ese padre que trata, sin lograrlo, de poner límites y sólo puede expresarse con palabras entrecortadas y con la música.

Los espacios ideados por Julio Lavallén para que se desarrolle la obra son dos: una inquietante habitación con una camilla, un perchero y una mesa en donde se encuentran distintos elementos quirúrgicos (tal vez un quirófano o una sala de parto) en donde conviven la huérfana y la aparición, y el afuera de esa habitación, en donde el padre camina, corre y toca su instrumento. Los espacios esta delimitados por los pisos (el de la sala son pulcros mosaicos en blanco y negro y el resto es un piso negro).

El diseño de luces de Ricardo Sica es admirable. Crea climas para cada uno de los personajes y refuerza la idea de que estos seres se mueven en mundos distintos. Su trabajo es bello y contundente.

El vestuario completa un cuadro de imágenes difusas y desgarradas.
La música cobra gran relevancia porque, como dijimos antes, es las palabras que el padre no puede decir y tal vez el único puente de unión entre padre e hija .

“Árboles” nos lleva a un mundo doloroso: el de la orfandad y lo hace en una forma bella y poética, pero nada exenta de crudeza.