Un tren, una estación, fila para entrar, fila para salir, fila para marcar, fila para comer, fila para cobrar, fila para pagar y así… Así se nos pasa la vida, esa vida que elegimos, que nos tocó, ese trabajo que soñábamos, ese trabajo que no elegimos pero que no podemos dejar, abandonar. Una carrera, una elección, familia, casa, perro, trabajo, trabajo, trabajo.

Pocas veces escuche al público en una constante orquesta de risas, como música funcional.
Empleados expone mediante la autocrítica, la sátira y el drama la cotidianeidad de siete empleados sumergidos en el letargo, la resignación y la aceptación. Víctimas de la desidia de sus empleadores, ¿tendrán futuro o es ese el futuro que soñaron?
Quienes presencian esta obra no son espectadores sino testigos condescendientes de todo aquello que aqueja a estos empleados privados, públicos, de antaño, nuevos, todos tan verdaderos que muchas veces reímos para no llorar. Cuanta verdad hay en casa escena cuidadosamente creada para convertir a cada actor en la copia más fiel de lo que muchos fuimos, somos… ¿Seremos?
Esta pieza es producto del Seminario de Entrenamiento Musical de la EMAD (Escuela Metropolitana de Arte Dramático) con la coordinación de José Mehrez (Músico y Actor) que desde 2001 investiga la relación entre las artes escénicas y la música, desarrollando un trabajo orientado a la búsqueda de un lenguaje expresivo desde esta perspectiva, por lo que ha logrado un trabajo sobresaliente en sus intérpretes. La musicalidad corporal del elenco nos hace pensar si son bailarines actuando o actores bailando, la respuesta es no…, son artistas completos. Esa musicalidad, además, es la que estos artistas utilizan para organizar en cada escena una escenografía cuidadosamente adaptada, minimalista, precisa. Se disfruta cada detalle porque no vemos movimientos al azar, vemos coreografías.
En esta obra nadie sobresale por sobre los demás porque sobresalen todos.
Empleados es de esas obras que el público no quiere que se acabe y no es casual que permanezca en cartel por séptimo mes consecutivo.
Una auténtica obra digna de una marquesina en calle Corrientes, digna de ser vista por cuanto empleado exista, porque nos invita a ver y vernos en nuestro día a día.