Reseñas
Entramos directamente al recorte que la escenografía logra de la habitación de Mary. Anochecer de un día agitado, como todos. Especialmente teniendo que lidiar con Teresa. Mary se acuesta, y la noche avanza.
Teresa y Mary se comunican por Baby call. Corrección: Teresa le habla a Mary por Baby call. Quiere un té. En su extremo, Mary tiene sólo el monitor y no puede responderle. Enmudecida, tiene que ingeniárselas para hacerse oír en la habitación de abajo.
De repente, ruidos de la casa irrumpen en su cuarto: el lugar pasivo de la escucha se transforma cuando dos hombres entran, encerrando a Teresa con ella para disponerse a robar la casa.
El fuera de campo de la habitación se filtra entonces a partir de un magnífico trabajo que la directora realiza en el plano sonoro -casi un homenaje a la labor artesanal del sonidista de radioteatro-. Objetos cotidianos recrean en escena ese espacio otro que invade la habitación en una sobreimpresión perfecta que completa la historia. La iluminación y escenografía contribuyen a acentuar ese recorte, ese espacio delimitado para Mary donde la interacción resulta siempre unidireccional: de afuera hacia adentro.
Con muy buenas actuaciones y un acertado trabajo de puesta, esta comedia cuenta la compleja relación entre “La Señora” y su empleada en ese confinamiento donde el azar las sitúa a ambas. Entre ellas y los invasores. Entre lo mismo y lo otro, que va virando de lugar a lo largo de la obra.
Baby Call es una de las obras ganadoras de la Bienal Arte Joven Buenos Aires, Escénicas. El premio fue el apoyo financiero y artístico para el desarrollo de su ópera prima como autora y directora a Sofía Wilhelmi. El seguimiento tutorial estuvo a cargo de Alejandro Casavalle en colaboración con Valeria Ambrosio.