PRENSA - PONY
Leedor.com
“El teatro es una forma de adquirir conocimiento”, entrevista a Iris Pedrazzoli
por Adriana Santa Cruz
julio 29, 2016

Pony es una comedia negra que, en tono de farsa, narra la historia de una mujer que enviuda y se encuentra con la necesidad de sobrevivir y de buscar ayuda en una familia que no colabora demasiado. Iris Pedrazzoli, directora, actriz y dramaturga, eligió esta obra de Gustavo Ott y nos cuenta el porqué de su elección y qué tuvo en cuenta al llevarla a escena.

En palabras de Iris: “La decisión de llevar el camino de este interesante texto de Gustavo Ott, hacia un código farsesco, nos permite expresar desde los personajes, los problemas e inquietudes del mundo que construimos, resaltando la metáfora propuesta por el autor, desde el arma poderosa del humor”.


¿Cómo llegás a esta obra de Gustavo Ott?

Hace ya unos años que elegimos, en las producciones propias, estrenar en nuestro país obras de autores contemporáneos iberoamericanos. Pony es la segunda obra del prestigioso autor Gustavo Ott. En la obra anterior Lírica, (2013/2014), tuvimos el placer de que el autor viajara a Buenos Aires a ver la puesta argentina. A partir de allí logramos una excelente relación que hizo crecer un interés mutuo en seguir indagando en sus textos y aunque no era mi intención hacer dos puestas seguidas del mismo autor, pasó lo inevitable: Gustavo me envíó el texto y nos enamoramos de Pony.

¿En general, qué obras te interesan más como directora?

A la hora de abordar textos con perspectiva de un montaje, el primer trabajo de un director es la elección de la forma en que realizará esa lectura. En ese punto puede elegir hacer una lectura literal, hacer pie en lo psicológico de los personajes o darle una lectura sociológica. Como directora realizo diferentes tipos de puestas y lecturas en otras producciones. Pero a la hora de elegir el texto que vamos a producir nosotros, me interesan aquellos a los que puedo dar una lectura sociológica. Los autores con los que trabajo coincidimos en la concepción estética de que, respetando la estructura dramatúrgica y la historia, gustan de dar a sus textos libertad permitiendo a los directores desafiarnos para desarrollar el espacio escénico, lo temporal, el código en el que elegimos contar la historia y la representación actoral que implica una tercera lectura cerrando el círculo con la última lectura que es la que da el espectador. Me interesa un teatro metafórico y simbólico, no panfletario, que simplemente plantee interrogantes abiertos para la reflexión

En Pony se tratan temas muy actuales como la soledad, la falta de contención o la vulnerabilidad. En este sentido, ¿cuál es la función del teatro frente a los problemas existenciales comunes a todos?

Entiendo el teatro desde mi propio deseo de conocer mejor el mundo que forjamos, con la convicción de que ese reconocimiento es un medio posible para la construcción de un futuro mejor en lugar de quedarse esperando que el futuro llegue, en forma desesperadamente pasiva. El teatro es una manera de adquirir conocimiento. Pony desnuda y reviste la realidad. La desnudez pone la lupa y saca a la luz lo feo de la verdad. Implica crítica, burla, y denuncia las peores miserias humanas. Al revestirla, la lupa nos muestra una belleza mayor para la verdad, implicando la capacidad transformadora también presente en los seres humanos. El teatro es otra realidad posible.

¿Cuáles son tus propios objetivos frente al desafío de cada obra que presentás?

Con cada obra siento que doblo la apuesta. Mi decisión siempre se ha puesto a prueba no solo por los desafíos, sino también por mi casi obsesiva forma de trabajar, que implicaba siempre ver el total del camino elegido de una puesta en mi cabeza, incluso antes de conformar el equipo de trabajo. Con Pony me desafié a quebrar esa metodología y encaré el trabajo desde una perspectiva casi opuesta. Aposté a que ese cambio me haría crecer, y me obligaba a no quedarme cómoda con fórmulas exitosamente ya probadas. Rompí mis propios preceptos y pasó algo maravilloso. Salí indemne y fortalecida. Esta obra me está dando plena felicidad.

¿Qué elementos de esta puesta reconocés como constantes en tu trabajo como directora?

A pesar de ese cambio, hay cosas que no podrán cambiar nunca. Amo a los actores con los que trabajo, los que se juegan desde el interior y los que generosamente me entregan su confianza, talento, respeto y alegría para trabajar. Sostengo el trabajo en equipo planteando una coherencia estética con cada rubro de la puesta convencida que debe elegirse la mejor idea. Comparto ciegamente las palabras de Boal de que “el teatro es un cerebro compartido”. Y fundamentalmente el cuento original básico de un texto, en mis puestas, debe comprenderse. El espectador puede hacer la relectura que desee y profundizarlas. Pero nadie queda afuera del hecho artístico que decidió venir a disfrutar.
Con tantas obras en cartel y tantas propuestas diferentes, ¿qué lugar ocupa el éxito en tu vida o qué significado le das vos a tener éxito?

En mi vida el éxito es ser feliz, venga lo que venga; y en la profesión, el éxito no puede medirse de otra manera. Mi sentido del éxito, desde lo individual, es lograr que cada obra pueda plasmar un pequeño aporte desde el arte, manifestarme con total libertad y accionar desde este lugar motivando a la toma de conciencia, y a la reflexión sobre nuestros mejores valores humanos. Desde lo colectivo, deseo que podamos llegar con nuestro arte cada vez a más personas, que puedan disfrutar del hecho artístico y, por elegirnos, se lleven en retribución pasar un momento de disfrute y también un momento para repensar sobre nuestro inmenso potencial. Es siempre nuestra elección la que hace la diferencia.

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